La bella mano

Platicándole, lentamente mi corazón empezaba a sentir... ¿y qué era eso? no lo entendía, ¿por qué era tan atrayente su sonrisa, sus labios...? ¿cómo es que comenzó esto? No tenía cabeza para nada, ni siquiera mi cuerpo quería reaccionar correctamente, me entorpecí, balbuceando algunas palabras, odiándome por parecer tan tonto ante ella. Ahora todo su cuerpo parecía tan bello, brillante, espectacular ¿cuándo cambió tanto? ¿o es que siempre ha sido así? Con tristeza miré en su mano derecha aquel anillo... quizás por eso ahora se veía tan maravillosa... sentí el corazón encajado por un millar de clavos hasta partirse sin que cada pedazo dejara de doler. Pedí permiso, no lo soportaba, y dejándola esperándome huí cobardemente sin decir adiós, deseando en mis adentros que aquella mano fuera para mí; pero no lo era como tampoco lo era esa encantadora sonrisa que aún anhelándola con toda el alma no era mía era por otro y no soportaba verla así, no quería volverla a ver si estaba tan hermosa por otro, no lo soportaba y no quería volver a sentirme así.