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domingo, 19 de junio de 2016

Padre

Grandes triunfos por la vida, el dinero que sólo le rodeó de lambiscones, al perderlo perdió también sus falsas amistades que siempre le acompañaban esperando todo de él, a sus caprichos y antojos, todo, todo les cumplió sin importarle. A todos sin fijarse, sus queridos familiares, cobardes y estúpidos pero sobretodo desleales, y como le han pagado con miserias e insultos, dejándolo caer solo en las oscuras profundidades.

¿Qué no daría yo por mi padre? Si mi padre me ha dado todo, todo cuanto tiene, cuando no tiene nada y me lo da todo, a veces me reprocho por exigirle tantas cosas inútiles a mi padre y él por hacerme feliz me complace en mis caprichos tontos que me hacían sonreír sin importar que se hiciera un esfuerzo grande.

Y ahora veo sufrir a mi padre, que antes era respetado y rodeado de perros que le lamían los pies, puros farsantes, esos mismos tal vez lo vean en estos momentos viejo y acabado, de cabello entrecano y ya sin ningún chiste, mas a mí me vale cual sea la opinión de los míseros despreciables, mi padre es el hombre más valioso, el que por nosotros lo da y ha dado todo, y en la vida he visto hombre más venerable y no lo digo sólo porque él sea mi padre, que ahora sufre y cada lágrima suya perfora mi corazón, su sufrimiento es mi gran dolor. No digo que él sea perfecto, tiene obviamente grandes y pequeños defectos, y no siempre cae en mi gracia sus comportamientos y acciones pero quién soy yo para juzgarlo él tendrá sus justas razones, y aunque tal vez pudiera actuar mal yo le perdonaría todo a mi padre y es que él es un buen hombre que sufre por sus antiguos males.

No llores, padre mío, que tu dolor me arde, sé muy bien que ingrato es el mundo, malicioso y cobarde. Quien dijera cosa mala alguna de mi padre le cortaría la lengua y dejaría desangrarle porque mi padre es el mayor tesoro del mundo, quien más amo, el hombre más tierno, bondadoso y amable.

Que pena me dan aquellos bichos rastreros que se alimentan de fanfarronerías y tratan de sobresalir en la sociedad aceptable, no son nada caballeros, ni íntegros, son pura porquería peor que la que del cuerpo sale, y pena me dan y he llegado a un poco odiarles por un pequeño momento a los que lastiman y lastimaron a mi padre, viejo sabio al cual yo amo, que muchos podrán ver derrotado y sin triunfo, acabado, pero para mí es lo máximo. Él que lo da todo por mí, incluso arriesgando su vida, con el cual el mundo le ha sido ingrato arrebatándole la salud y la fortuna, ¿a mí qué me importa la porquería?, el dinero quien mal lo usa se convierte en pura malicia, nadie podrá bajar de donde tengo a mi padre incluso él mismo aunque si llegarían mucho a lastimarme.

Perdóname mi querido padre, que aunque tú me has instruido bien por el mal camino a veces he de arrastrarme, sé que no valgo mucho, tú lo has dado todo por mí y yo muchas veces he de defraudarte, perdóname papá, porque soy débil y algunas veces me dejo guiar por el desgraciado mundo insaciable.

Mi padre que desde pequeño lo dio todo por los suyos y que les dio sin algún orgullo, sin pedirles ni cobrarles, que poca madre de todos aquellos ingratos que la memoria perdieron repentinamente junto al dinero de mi padre y que ahora dicen ser grandes, grandes si pero grandes prepotentes y estúpidos, malignos y despreciables, y aunque mi vocabulario no sea aceptable, he de disculparme pero no se puede expresar lo que son con otras palabras, grandes personas que al mundo están llevando a su derrota, míseros y codos que “inocentemente” se creen del buen don.

Me dan lástima y asco, ojalá Dios perdone sus atracos y malos tratos que a este mundo ha vuelto malhumorado y algo malvado. Tu dolor me duele, padre, no sabes cuánto, gracias por darme todo a pesar de no ser todo lo que tú me has enseñado.

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