Grandes triunfos por la vida, el dinero
que sólo le rodeó de lambiscones, al perderlo perdió también sus falsas
amistades que siempre le acompañaban esperando todo de él, a sus caprichos y
antojos, todo, todo les cumplió sin importarle. A todos sin fijarse, sus
queridos familiares, cobardes y estúpidos pero sobretodo desleales, y como le
han pagado con miserias e insultos, dejándolo caer solo en las oscuras
profundidades.
¿Qué no daría yo por mi padre? Si mi
padre me ha dado todo, todo cuanto tiene, cuando no tiene nada y me lo da todo,
a veces me reprocho por exigirle tantas cosas inútiles a mi padre y él por
hacerme feliz me complace en mis caprichos tontos que me hacían sonreír sin
importar que se hiciera un esfuerzo grande.
Y ahora veo sufrir a mi padre, que antes
era respetado y rodeado de perros que le lamían los pies, puros farsantes, esos
mismos tal vez lo vean en estos momentos viejo y acabado, de cabello entrecano y
ya sin ningún chiste, mas a mí me vale cual sea la opinión de los míseros
despreciables, mi padre es el hombre más valioso, el que por nosotros lo da y
ha dado todo, y en la vida he visto hombre más venerable y no lo digo sólo
porque él sea mi padre, que ahora sufre y cada lágrima suya perfora mi corazón,
su sufrimiento es mi gran dolor. No digo que él sea perfecto, tiene obviamente
grandes y pequeños defectos, y no siempre cae en mi gracia sus comportamientos
y acciones pero quién soy yo para juzgarlo él tendrá sus justas razones, y
aunque tal vez pudiera actuar mal yo le perdonaría todo a mi padre y es que él
es un buen hombre que sufre por sus antiguos males.
No llores, padre mío, que tu dolor me
arde, sé muy bien que ingrato es el mundo, malicioso y cobarde. Quien dijera
cosa mala alguna de mi padre le cortaría la lengua y dejaría desangrarle porque
mi padre es el mayor tesoro del mundo, quien más amo, el hombre más tierno,
bondadoso y amable.
Que pena me dan aquellos bichos rastreros
que se alimentan de fanfarronerías y tratan de sobresalir en la sociedad
aceptable, no son nada caballeros, ni íntegros, son pura porquería peor que la que
del cuerpo sale, y pena me dan y he llegado a un poco odiarles por un pequeño
momento a los que lastiman y lastimaron a mi padre, viejo sabio al cual yo amo,
que muchos podrán ver derrotado y sin triunfo, acabado, pero para mí es lo
máximo. Él que lo da todo por mí, incluso arriesgando su vida, con el cual el
mundo le ha sido ingrato arrebatándole la salud y la fortuna, ¿a mí qué me
importa la porquería?, el dinero quien mal lo usa se convierte en pura malicia,
nadie podrá bajar de donde tengo a mi padre incluso él mismo aunque si
llegarían mucho a lastimarme.
Perdóname mi querido padre, que aunque tú
me has instruido bien por el mal camino a veces he de arrastrarme, sé que no
valgo mucho, tú lo has dado todo por mí y yo muchas veces he de defraudarte,
perdóname papá, porque soy débil y algunas veces me dejo guiar por el
desgraciado mundo insaciable.
Mi padre que desde pequeño lo dio todo
por los suyos y que les dio sin algún orgullo, sin pedirles ni cobrarles, que
poca madre de todos aquellos ingratos que la memoria perdieron repentinamente
junto al dinero de mi padre y que ahora dicen ser grandes, grandes si pero
grandes prepotentes y estúpidos, malignos y despreciables, y aunque mi
vocabulario no sea aceptable, he de disculparme pero no se puede expresar lo
que son con otras palabras, grandes personas que al mundo están llevando a su
derrota, míseros y codos que “inocentemente” se creen del buen don.
Me dan lástima y asco, ojalá Dios perdone
sus atracos y malos tratos que a este mundo ha vuelto malhumorado y algo
malvado. Tu dolor me duele, padre, no sabes cuánto, gracias por darme todo a
pesar de no ser todo lo que tú me has enseñado.
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