La congoja de los sueños caídos

La frustración de mis sueños me llevó al completo vacío, nada es como imaginé, tan sólo abatimientos, sufrir. Quiero terminar con todo, absolutamente todo, si yo no soy feliz no deseo que nadie lo sea. Los quiero tan desdichados como yo, con ilusiones muertas en esa oscuridad cubriéndote inevitablemente día tras día mientras los ojos enloquecen y desesperan. Escucho un susurrar en mis oídos diciéndome que los mate… que ellos no merecen gozar si yo soy desdichado, y tan sólo me veo rodeado de cuerpos y sangre, partes desmembradas y yo… envuelto en ese rojo por completo, disfruto ver mis manos, sentir ese aroma tan gratificante. Pero no estoy solo, desde un rincón sombrío me apabulla una aterradora mirada con una enorme sonrisa de inmensa satisfacción que me paraliza, un horroroso demonio con la más perturbante y espantosa dentadura no me quita los ojos de encima, el horrendo monstruo se acerca a mí y, empieza a decir sin dejar de sonreír con esa voz de los antiguos susurros “Bien hecho. Ahora es tu turno.” inmediatamente comienza a destrozarme espeluznante, terrible y dolorosamente a mordidas. Despierto… envuelto en sudor frío, arrepentimiento, pesar e inagotables lágrimas.