Translate

domingo, 5 de junio de 2016

Foto n°2 El azul de los azules vibrante

Mirando ese suelo azul con sus diferentes tonos me trae a la mente el cielo inmenso y precioso lleno de nubes, y el mar glorioso tan bello con toda su variedad de animales. Veo esos vidrios rotos con amargura y a esos escombros, y me pregunto si sería tan fácil limpiar una vida desdichada con pedazos rotos como lo sería limpiar ese piso barriéndolo y trapeándolo, a veces nos aferramos tanto al dolor que sólo nos hundimos más y más y nos dejamos caer hasta llegar a un profundísimo pozo, pensando que no hay escapatoria, sin salida alguna, dejando de ver las cosas bonitas como tales, dejando de apreciar esos preciosos detalles y el cariño de las personas que nos quieren, únicamente recordando las cosas que nos entristecen y envolviéndonos en esa tristeza, sintiendo una soledad tal como aquel zapato blanco que se encuentra solo en ese piso sin su otro par, a nadie le sirve nada más un solo zapato ¿o sí?. Ese zapato blanco que me recuerda a mi madre, viéndola ponerse siempre diferentes y bonitos zapatos, algunos sencillos, algunos elegantes, algunos impresionantes, algunos que no eran de mi gusto, algunos altos, algunos curiosos, todos con un toque especial, diferentes formas y diferentes colores, totalmente impresionante. Recordando a mi mamá se llena mi corazón de calidez y sin pensarlo una sonrisa se dibuja en mis labios y recuerdo esos besos cariñosos, esos abrazos, todos los cuidados, sus preocupaciones por mí, todo su esfuerzo, sus palabras, sus desencantos por mi culpa y los momentos en los que la enorgullecí, y al pensar en esa bella mujer viene a mí mi también amado padre y, aunque sé que no son perfectos, como claro nadie lo es, han dedicado parte importante de su vida por mi bienestar y el de mis hermanos, puedo decir me han tratado con un amor increíble, dándome lo mejor que han podido, tratando de que sea lo mejor para mí, aunque a veces no los he entendido o no he estado de acuerdo con ellos sé que no lo hacen para molestarme ni causarme agobio sino porque ellos piensan que es para beneficio mío o para protegerme. Y recuerdo mi infancia todos mis peluches todo lo que mis padres intentaron darme, todo lo que me dieron a pesar de las carencias, y siento alegría y tristeza. Hay tantas cosas hermosas en esta vida, cosas que están a diario e ignoramos, que por ser cotidiano o normal para nosotros pasamos por alto, como la maravillosa bendición de ver, de sentir, de oler, de saborear, de oír, de vivir… cosas maravillosas como tener salud, como no pasar hambre, tener una familia, cosas preciosas que pocos aprecian como ver el cielo, ver las nubes, ver las estrellas, ver la luna, ver los amaneceres y atardeceres, ver los árboles y pájaros volando en el cielo y después posándose sobre ellos, ver que alguien te sonríe, poder ver a tus personas queridas, sentir una palmada de ánimo, un abrazo, una caricia, sentir latir tu corazón acelerado, sentir los cambios de temperatura, sentir el agua mojándote, el suelo en tus pies, sentir tantas sensaciones, escuchar agradables melodías, oír risas, escuchar palabras de aliento cuando estás decaído y alguien se preocupa, escuchar como alguien te platica, saborear una deliciosa comida, comer una nieve, probar algo nuevo, descubrir tantos sabores, oler el aroma de esa comida o el aroma de alguien en especial, sentir el aroma de las flores o de una fragancia exquisita. Hay tantas cosas en este mundo, pero a veces nuestros ojos se nublan y no podemos ver lo que tenemos enfrente, y nuestro pensamiento se pierde en cosas sin tanto sentido que nos parecen primordiales, a veces sólo vemos escombros y basura opacando lo demás, amargando la existencia, viendo sólo los problemas y dejando de dar gracias por lo que nosotros tenemos que otras personas no tienen y que quisieran. Yo me he sentido hecha polvo, ahogada en tristeza, sola y llena de escombros como esa habitación de piso azul, vidrios rotos, escombros y un zapato blanco, y hubo ocasiones en que deseé no seguir viviendo, drenar la sangre de mi cuerpo y dejar de respirar, me sentía desdichada por enfermarme con algo sin cura y que era para toda mi vida, teniendo las restricciones de mi enfermedad cayendo sobre mí con cosas dolorosas siendo tan sólo una niña, derramé muchas lágrimas, anhelé otra vida, una con más libertades, con salud, con cosas lindas, sentía más fuerte mis pesares que las cosas de las que disfrutaba y que yo no les daba el valor que tenían. Es verdad una enfermedad es muy dura, pero sigo teniendo todos mis sentidos, tengo mis manos, tengo mis piernas, tengo todo mi cuerpo completo y tengo a esos extraordinarios padres que siempre me han cuidado y se han preocupado por mí y tengo otras bellas personas en mi vida, una enfermedad no es tan grave, no destruye tu vida, puedes seguir sonriendo, puedes tener gozos y alegrías, puedes tener un amor que te conforte, personas que te acompañen, amigos que estén a tu lado, cosas que te sorprendan. Bendito Dios todavía tengo vida, con cosas buenas y malas, pero aún así puedo sentirlas, detestarlas o disfrutarlas, ver cosas bonitas o feas, sentir diferentes emociones y sensaciones, encontrar cosas desagradables o agradables, teniendo tantas bendiciones y oportunidades dándome o no dándome cuenta. La vida no es tan mala, siempre hay cosas que podrían hacerte sonreír, piensa un poco en las cosas buenas que te rodean y disfruta tu vida, porque no sabes cuánto te queda por vivir, haz lo mejor que puedas y si hay escombros y vidrios rotos en tu suelo siempre puedes barrerlos, pon de prioridad las cosas buenas y agradece por ellas. Por más difícil y lejano que parezca se puede salir del pozo, siempre hay alguna mano que te brindará ayuda, y podrás ver todas las cosas maravillosas que existen, el azul de los azules vibrante que te reconforta y llena.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario